El lunes conocíamos que un laboratorio del estado de Indiana impidió a un joven de 22 años donar sangre por su “apariencia homosexual”. Aaron Pace, que así se llama el chico, reconoce que tiene una actitud afeminada pero afirma no ser gay. A pesar de ello, ha sido víctima de la homofobia.
Una ley que impide desde hace 30 años a los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres donar sangre en Estados Unidos por temor a que puedan estar contagiados con el VIH. Como ya explicamos en el blog anteriormente , normas de este tipo, que existen también en Canadá o el Reino Unido son además de discriminatorias, absurdas. La evidencia científica demuestra que, como ocurre en España, el criterio para prohibir las donaciones debe basarse en las conductas y no en cuestiones como la identidad sexual.
Siempre hemos considerado a Estados Unidos la cuna de la libertad, un ejemplo a seguir, demuestra que aún queda mucho camino por recorrer y muchos motivos para seguir luchando.
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