42 años después de los sucesos de Stonewall que dieron forma a lo que hoy todos conocemos como el día del Orgullo Gay, Nueva York ha vuelto a situarse a la cabeza de la lucha por los derechos del colectivo LGBT en todo el mundo. 33 senadores, entre ellos cuatro republicanos que han roto con la tradicional postura de su partido, han dado luz verde a las bodas entre personas del mismo sexo en el estado. La decisión, que será efectiva en 30 días, supone un paso de gigante en el reconocimiento de los derechos de los homosexuales en Estados Unidos. Tras ella, Nueva York se convierte en el sexto estado del país en reconocer las bodas de parejas de gais y lesbianas, pero también en el mayor de toda la unión en hacerlo y sin duda, el de mayor simbolismo.
El camino para llegar hasta la aprobación del matrimonio homosexual en Nueva York no ha sido fácil. La persona clave para hacerlo posible ha sido el gobernador del estado, el demócrata Andrew Cuomo. La legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo fue una de las promesas de su campaña para convertirse en gobernador, algo que consiguió en las elecciones del pasado mes de noviembre. Sin embargo, Cuomo se ha tenido que enfrentar a un senado estatal en el que los republicanos (de tendencia conservadora) son mayoría. El reto era complicado y más teniendo en cuenta el fracaso del primer intento de sacar adelante una ley que permitiera el matrimonio homosexual en el estado en el año 2009 y con un senado por aquel entonces de mayoría demócrata.
En esta ocasión, Cuomo ha puesto en marcha una ofensiva en varios frentes: ha unido a todas las asociaciones del colectivo LGBT del estado para luchar por un objetivo común, ha puesto en marcha una potente campaña de comunicación a favor del matrimonio homosexual para concienciar a la opinión pública, ha presionado a los senadores demócratas para que no votaran en contra de la ley y ha cortejado sin descanso los votos de algunos senadores republicanos. En esa última tarea, sin duda la más complicada, Cuomo ha contado con el apoyo de algunos de los principales donantes de las campañas republicanas y del alcalde de la ciudad de Nueva York, el hasta hace unos años republicano y ahora independiente, Michael Bloomberg. De esa forma, Cuomo ha conseguido el apoyo de cuatro senadores republicanos -algunos de ellos han dado un giro espectacular a su postura como Stephen Saland - y sólo ha perdido a un demócrata, el reverendo Rubén Díaz, senador por El Bronx.
Frente a él se han situados los sectores más conservadores del partido republicano, que han anunciado que harán todo lo posible por evitar que los senadores que han votado la norma sean reelegidos, y la jerarquía de la Iglesia neoyorquina que ya ha expresado su preocupación y decepción por la medida.
Con la aprobación de la denominada Marriage Equality Act (Ley de Igualdad del Matrimonio), Nueva York se suma a otros cinco estados en los que ya son posibles los matrimonios entre personas del mismo sexo: Massachusetts, Nueva Hampshire, Vermont, Iowa y Connecticut.
Las bodas gais también son legales en la ciudad de Washington, en el Distrito Columbia y sin embargo, dejaron de serlo tras un referéndum que dio marcha atrás a una decisión del senado estatal, en California. Todo apunta a que lo ocurrido en Nueva York puede dar un nuevo impulso a la aprobación del matrimonio entre parejas homosexuales en diferentes puntos del país. De hecho, en estados como Maryland, Rhode Island, Delaware, Nueva Jersey y Pensilvania se están preparando leyes en ese sentido.
El cambio de mentalidad que está sufriendo Estados Unidos
en esta materia es simplemente espectacular.
Si hace apenas cuatro años el 55% de los estadounidenses aseguraba estar en contra del matrimonio homosexual frente a un 36% que veía con buenos ojos esa posibilidad, hoy, y según la última encuesta de Gallup sobre esta cuestión, el 53% de los ciudadanos aprueba el matrimonio gay frente al 44% que aún se opone. El cambio ha sorprendido al propio presidente estadounidense. Hace cuatro años, en plena carrera hacia la Casa Blanca, Barack Obama apostaba por las uniones legales entre parejas del mismo sexo siempre y cuando no se denominaran matrimonio. Ahora, cuando inicia su carrera hacia la reelección, Obama ha modificado ligeramente su postura para afirmar que debe ser cada estado el que fije su postura sobre el matrimonio homosexual y que en Nueva York ese proceso “ha funcionado de manera correcta”.
Lo que es evidente es que la ciudad que acogió los primeros pasos del movimiento LGBT moderno ha vuelto a ocupar el puesto que merece en la defensa de los derechos de gais y lesbianas. Y lo ha hecho además, sea o no casualidad, coincidiendo con el aniversario de aquel momento histórico. Hechos como éste demuestran que la lucha por los derechos LGBT sigue teniendo sentido 42 años después.
1 comentarios:
Aunque objetivamente solo sea un pequeño avance en uno de los estados de ese gran país, puede que tenga tanta repercusión como la tuvieron en un momento los hechos de Stonewall.
Un abrazo.
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