Ayelén Angélico tiene 19 años, y cuando tenía 17 años -y aún estaba en la escuela- escribió su primer libro, "XX/XX Diario de una lesbiana precoz". "Es algo que a mí me hubiese gustado leer en su momento, cuando me pasaba todo lo que me pasaba, que no sabía qué era, que no me entendía...", comentó en diálogo con el periódico Perfil.com.
El libro, en realidad es un diario: relata cómo se dio cuenta, a los 13 o 14 años, que le gustaban las mujeres; cómo fue enfrentar a sus padres, a sus amigos, y a una sociedad pequeña y más bien conservadora, como es San Nicolás, su ciudad natal.
Según agrega la publicación, desde niña tuvo "algunos indicios" sobre su condición sexual, y tuvo la certeza de que le gustaban las mujeres a los 14, cuando se enamoró de la prima de su mejor amiga. Cuenta, también, que sus padres se enteraron cuando ella tenía 15, después de que su mamá la descubriera viendo una serie de TV sobre lesbianas (The L Word). Dice que nunca le gustó un hombre, y que sus amigos y amigas fueron los primeros en hacerle sentir que debía tomar "con naturalidad" sus preferencias sexuales.
"Al principio me costó mucho, tenía mucho miedo al rechazo. Pero a medida que lo fui contando, a mi papá y mi mamá, a mis amigos, me di cuenta que era una traba que yo sola me ponía", confiesa.
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El libro, en realidad es un diario: relata cómo se dio cuenta, a los 13 o 14 años, que le gustaban las mujeres; cómo fue enfrentar a sus padres, a sus amigos, y a una sociedad pequeña y más bien conservadora, como es San Nicolás, su ciudad natal.
Según agrega la publicación, desde niña tuvo "algunos indicios" sobre su condición sexual, y tuvo la certeza de que le gustaban las mujeres a los 14, cuando se enamoró de la prima de su mejor amiga. Cuenta, también, que sus padres se enteraron cuando ella tenía 15, después de que su mamá la descubriera viendo una serie de TV sobre lesbianas (The L Word). Dice que nunca le gustó un hombre, y que sus amigos y amigas fueron los primeros en hacerle sentir que debía tomar "con naturalidad" sus preferencias sexuales.
"Al principio me costó mucho, tenía mucho miedo al rechazo. Pero a medida que lo fui contando, a mi papá y mi mamá, a mis amigos, me di cuenta que era una traba que yo sola me ponía", confiesa.
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