10ª MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE GAY LES BI Y TRANS DE VALLADOLID
Ya ha pasado más de una década desde que un grupo de aguerridos voluntarios de Fundación Triángulo Valladolid con exiguos medios materiales asumiera el riesgo de echar a andar CINHOMO allá por el otoño del 2000 en los antiguos cines Casablanca de la calle Platerías, ¡casi nada!
Aunque según se mire, 10 años pueden parecer un pequeño lapso de tiempo o toda una eternidad. Quizá nos parezca que fue ayer cuando en aquella primera edición una cinta sueca sobre amor lésbico adolescente, "Fucking Amal", se erigiera como ganadora del Premio del Público.
Sin embargo, si echamos un somero vistazo a la prensa de este periodo nos damos cuenta de que muchas cosas han cambiado en el mundo, especialmente en nuestro país, y sobre todo en lo concerniente al colectivo LGTB. Suena lejana aquella época en la que el PP rechazaba cualquier proyecto de ley que supusiera una mejora de nuestros derechos, las manifestaciones de la Iglesia y el Foro de la Familia, los ejemplares de la revista Zero que muchas veces comprábamos a escondidas y las primeras salidas de armario, a veces forzosas, de algunos personajes públicos como Jesús Vázquez o José Mantero por citar algunos ejemplos.
Y, como no podría ser de otro modo, paralelamente a los acontecimientos se ha observado una notoria evolución en las historias que nos contaba cada película año tras año en CINHOMO. Ya no nos sorprendemos al ver una boda homosexual en la gran pantalla sino que nos hace pensar en el que camino que aún falta por recorrer, una vez lograda la igualdad legal, para alcanzar la plena normalización y aceptación social, batalla para la cual el séptimo arte resulta ser una provechosa herramienta.
Es por todo lo expuesto anteriormente que desde el equipo de cine hemos optado como tema de cartel para la 10ª edición por la célebre luna de Méliès (con un matiz LGTB). Han pasado 10 años pero como si hubieran transcurrido 100. ¿Veremos dentro de 10 años, en la vigésima edición de CINHOMO, filmes en los que todos, independientemente de la condición sexual de cada uno, vivamos en absoluta armonía? Voy a pensar que sí.
David García
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